Adrenalina y conducción responsable.

En determinadas ocasiones, habrás escuchado alguna frase parecida a esta: “he descargado muchísima adrenalina”. Lo que pretendo con este comentario es eso mismo, que descargues adrenalina y sientas esa sensación de tensión. Pero te lo haré pasar indirectamente, no la padecerás realmente. Créeme, es una sensación de stress en la que todos tus sentidos se ponen en máxima alerta.

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La adrenalina es una sustancia (hormona) que segregan las glándulas suprarrenales que están situadas encima de los riñones ante una situación de peligro o de alerta. Los efectos de esta hormona sobre el organismo son diversas:

- aumentan la concentración de glucosa (energía) en el organismo;
- aumenta el ritmo cardiaco;
- aumenta la respiración, es decir, el organismo recibe un mayor aporte de oxígeno;
- puede llegar a estimular al cerebro, pues en situaciones límites, la capacidad de respuesta cerebral debe ser más rápida de lo normal;
- permite dilatar la pupila ya que, de esta manera, la visión se mejora.

Como has podido leer, seguro que en más de una ocasión has sentido todas estas sensaciones en tu propio organismo. No te preocupes: todos los que lean este comentario las han sentido alguna vez... ¡Y tú no vas a ser diferente!

Pues bien. ¿Estás preparado/a? Acomódate en la silla y fija tu vista en la pantalla del ordenador. Vas a ver un vídeo de dos excelentes campeones de Fórmula-1. El que conduce el coche rojo (Ferrari) es Michael Schumacher, mientras que el que pilota el coche azul (Renault) es Fernando Alonso. La secuencia está tomada del Gran Premio de San Marino en el año 2.005, año en que se proclamó campeón del Mundo de Fórmula-1 por primera vez Fernando Alonso. Pero, ¡OJO! No intentes imitar en la carretera a estos dos monstruos del volante porque:

- TÚ no eres Fernando Alonso.
- TÚ no eres Michael Schumacher.
- TÚ no pilotas un fórmula-1.
- TÚ no eres (y probablemente no serás) campeón del mundo de fórmula-1.
- TÚ no tienes una preparación adecuada para correr con tu coche.
- TÚ tienes un vehículo que no es para correr: tu vehículo es para desplazarte de un sitio a otro.

Ahora piensa en todo lo anterior... ¿Has pensado ya? Bien. Te pido, por favor, que respetes las normas esenciales para circular con tu vehículo y ten en cuenta que más vale llegar diez minutos tarde que no llegar nunca.

PRUDENCIA EN LA CARRETERA: SIEMPRE HAY ALGUIEN QUE ESTARÁ ESPERÁNDOTE.

Gracias por tener una conducción responsable.

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