sábado, 8 de agosto de 2009

Estar en la Luna.

Hay ocasiones, en circunstancias de despiste, falta de atención o simplemente por estar ensimismados con nosotros mismos (¿con quién si no?) nuestro posible interlocutor recrimina nuestra actitud, a modo de darnos un toque de atención, con la conocida frase “estás en la Luna”. Esta frase también tiene sus variantes como pueden ser: “estás en la Luna de Valencia” (no he estado nunca en Valencia, pero supongo que la Luna allí debe tener una vista espectacular), “estás en Babia”, la moderna de telefonía móvil de “estás fuera de cobertura” o la ultranovedosa e inalámbrica de “conéctate a la wifi”.

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No voy a realizar un ensayo sobre las connotaciones y significados de estas frases, pues para eso hay estudiosos del tema y es a ellos a quienes corresponde ese bonito análisis. El título de este comentario está motivado por el cuadragésimo aniversario de la llegada del ser humano a nuestro satélite, la Luna. Para unos, una realidad; para otros, un invento creado por los Estados Unidos en un clima de la llamada Guerra Fría en su particular liderazgo para ganar la partida de la carrera espacial a la extinta URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

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Los soviéticos se adelantaron a los americanos en la carrera espacial enviando una sonda espacial, Sputnik I, el 4 de octubre de 1.957, para posteriormente colocar en órbita alrededor de nuestro planeta al cosmonauta Yuri Gagarin (12 de abril de 1.961), a la primera mujer en el espacio, Valentina Tereshkova (16 de junio de 1.963) y al primer ser humano que dio un paseo espacial, Alexei Leonov (18 de marzo de 1.965). Previamente, tanto americanos como soviéticos, habían realizado ensayos enviando animales al espacio para estudiar el comportamiento de seres vivos en un entorno diferente al que hay en la Tierra y así preparar las futuras misiones espaciales tripuladas con humanos.

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Ante estos retos espaciales, hubo que cambiar muchos conceptos en sectores tan importantes como la Física, la Matemática, la Astronomía, la ingeniería y, sobre todo, en las bases educativas. Este último aspecto, el educativo, fue, quizá, el más determinante para que los proyectos espaciales se hicieran realidad, pues para ello se reestructuraron los planes de estudios en todos los niveles educativos para permitir un cambio de mentalidad entre los estudiantes, a los que había que estimular y motivar ante el reto de la conquista del cosmos. Se necesitarían nuevos Tsiolkovky, Goddard, Von Braun, Korolev, etc, y eso significaba inversión, mucha inversión económica y, sobre todo, creatividad para alcanzar el nuevo rumbo tecnológico.

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Quien verdaderamente impulsó a los Estados Unidos a llevar a un ser humano a la Luna fue uno de sus presidentes: John Fitzgerald Kennedy. En el año 1.961, casi un mes y medio después de que el cosmonauta Yuri Gagarin estuviera en órbita terrestre, el presidente Kennedy pronunció las siguientes palabras en el congreso de los EEUU: Creo que esta nación debe proponerse la meta, antes de que esta década termine, de que el hombre pise la Luna y vuelva a salvo a la Tierra”. Dos años después de pronunciar estas palabras, el presidente Kennedy fue asesinado, por lo que nunca pudo ver su sueño hecho realidad.

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A partir de la declaración de Kennedy, las dos superpotencias del momento se pusieron a trabajar para mantener la supremacía en el espacio, y por supuesto, en la Tierra. Tanto unos como otros tuvieron grandes éxitos, pero también sonados y estrepitosos fracasos, fracasos que además se cobraron víctimas humanas.

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Ocho años después del discurso de Kennedy, los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins despegaron del centro espacial de Cabo Cañaveral (Florida, EEUU) en una nave que inicialmente medía sobre los 110 metros de altura. Dentro de ese enorme cohete estaban ensamblados el módulo lunar, el Águila, que era el artilugio que se posaría en la Luna, y el módulo de mando, el Columbia, que orbitaría alrededor de la Luna para posteriormente recoger al módulo lunar y regresar a la Tierra. En el módulo lunar irían Armstrong y Aldrin, mientras que en el módulo de mando se quedaría Collins.

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Después de poco más de 4 días de viaje, concretamente el 20 de Julio de 1.969, a las 20:17:39 horas, Neil Armstrong pronunciaba, desde la Luna, las siguientes palabras: “Houston, aquí base Tranquilidad. El Águila ha alunizado”. El ser humano había llegado a la Luna.

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Cinco horas y media después del alunizaje, el comandante de la misión Apolo XI, Armstrong, baja la escalinata del módulo lunar y, justo antes de poner su pie izquierdo en la Luna, comunica con la central en Tierra enviando el siguiente mensaje: “Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad”. El ser humano había pisado la Luna. En España era 21 de Julio de 1.969, de madrugada, mientras que en los EEUU era el 20 de Julio de 1.969. ¿Por qué? (Dejaré que seas tú quien investigue y contestes a esta pregunta).

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Pocos días después, los tres astronautas volvían sanos y salvos a casa, al planeta Tierra. Después de la preceptiva cuarentena y otras medidas preventivas, los astronautas comenzaron una gira por casi todos los países. ¿Sabes cuál fue el primer país que visitaron Armstrong, Aldrin y Collins? Ni te lo imaginas...

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El primer país que visitaron los astronautas fue España, concretamente un lugar muy conocido por ti y por tu familia: Gran Canaria. Tal cual lo lees. Sí, estuvieron en la isla de Gran Canaria, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, en Maspalomas, en el mes de Octubre del año 1.969, en un hotel recién inaugurado que se llamaba Hotel Maspalomas Oasis, en las habitaciones 113, 123 y 133. Los astronautas estuvieron 24 horas.

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La isla de Gran Canaria tuvo su protagonismo en esta aventura espacial que culminó con éxito, pues desde la Estación Espacial de Maspalomas se controló el ritmo cardiaco de los astronautas (hoy en día los electrocardiogramas de Armstrong, Collins y Aldrin se exhiben en el Centro Espacial de Canarias a los visitantes) y sirvió de apoyo logistico para la misión Apolo XI. Tanto es así que, según las crónicas de la época, la famosa frase de Armstrong “es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad” donde primero se recibió fue en Maspalomas, y si nos basamos en los datos del Instituto de Astrofísica de Canarias, "…la voz de Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la superficie lunar, llegó clara a Maspalomas (la Estación Espacial que la NASA tiene en Gran Canaria); desde allí la distribuyó por línea telefónica a Las Palmas de Gran Canaria; luego por enlace hertziano en onda corta a Inglaterra, donde enlazaba con el cable submarino que amarraba en Andover y por los circuitos de microondas llegaba a Houston…"

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En la historia de la Humanidad, ha habido y habrán muchísimos hitos, hechos que en un momento eran impensables para el ser humano, pero que con su curiosidad y tesón ha conseguido. Y entre estos muchos hitos de la historia de la Humanidad, la isla de Gran Canaria ha participado de forma activa y con protagonismo (el descubrimiento de América y la llegada del ser humano a la Luna), lo cual coloca a nuestra isla en un lugar privilegiado de la Historia, pese a quien le pese. Por eso, desde este blog, TU BLOG, permíteme enviarles un mensaje a nuestras autoridades, para que cuando se celebre el cincuenta aniversario de la llegada del ser humano a la Luna, muestren más interés y sensibilidad con nuestra historia. El mensaje lo diré utilizando la forma de hablar que tenemos los canarios aunque con ciertos vocablos tecnológicos: "¡Chacho, conéctense a la wifi!".

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“Pobladores del Mundo: salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos”

Yuri Gagarin, en órbita alrededor de la Tierra a bordo de la nave Vostok I.

jueves, 6 de agosto de 2009

Asamblea en la carpintería.

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo. Dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado el metro, el cual siempre estaba midiendo a los demás según su medida, como si fuese el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un bonito mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó su deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra es serrucho y dijo:
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- Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.
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La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron un equipo capaz de producir muebles de calidad y estaban orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
¿No ocurre lo mismo con los seres humanos? Observa y lo comprobarás. Cuando el ser humano busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, cuando tratamos con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es ahí donde florecen los mejores logros humanos.
Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo. Pero encontrar cualidades... Eso es para aquellos que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

Los abuelos: un tesoro por descubrir.

Son Montserrat y Teresa Saura Cayuela dos niñas maravillosas.

Montserrat es pelirroja, lista, graciosa... Teresa, morena, mimosa, que necesita todos los cariños del mundo para ella.

Se fueron a Canarias, a esa isla tan maravillosa y tan lejana, pero están contentas con sus nuevos amigos y colegio. Quiero agradecer la acogida que han tenido mis nietas. Gracias.

Salieron de Cartagena, una ciudad pequeña del Mediterráneo, pero muy importante por su historia. Es la antigua Cartago Nova. Aquí vivieron los cartagineses y los romanos. Tenemos monumentos históricos muy importantes.

Desde esta Cartagena miro al mar y me figuro la isla que es un paraíso, y veo dos luceros que brillan más que los demás. Son mis dos niñas, Montse y Teresa.

De sus yayos, que las quieren mucho.

................................................. María Antonia.